Una pequeña presentación

Los Mínimos y Máximos de Félix Esteves es una casa, un hogar, construido con amor, esfuerzo, dedicación y hasta con aburrimiento. Tiene muchas puertas donde todos pueden entrar. Tiene muchas habitaciones, donde de seguro en algunas podrás sentirte cómodo, y en otras, tal vez contrariado y hasta… por qué no… molesto. Sin embargo su propósito no es agradar ni molestar, no es ganar amigos ni enemigos… de todas maneras ambos son bienvenidos; su fin es mostrar y demostrar lo variopinto de una mirada, la pluralidad de una cosmogonía a través de mi “micromundo”, de lo exterior visto y sentido desde mi interioridad… es un grito contra la discriminación, es un arrullo de amor a la diversidad, es mi tarjeta de presentación como ser humano, como hombre, como gay y miembro de la comunidad LGBT... tal vez es algo más… no lo sé… aún lo estoy averiguando.

Félix Esteves

Amigos de Los Mínimos y Máximos

domingo, 29 de abril de 2012

ADOLESCENCIA HOMOSEXUAL... Una realidad que incomoda...


Desde que nacemos el primer objeto de nuestro afecto son los padres, la madre llega a constituir el primer enlace erótico, no obstante cuando vamos creciendo y socializando nos vamos apartando de ese deseo y en la niñez intermedia, pubertad y adolescencia buscamos, según el historial del individuo, un nuevo objeto afectivo y de deseo erótico en nuestro entorno social como el colegio, los amigos, el club, etc.

Acordémonos que cuando nacemos somos tan sexuales como cualquier adulto, aunque claro existen varias diferencias. En primer término, cuando nacemos somos puro instinto, nacemos sin educación. No hemos sido reprimidos o educastrados por la cultura y sociedad imperante, y de esta forma no asumimos nuestros deseos sexuales como algo malo o pervertido, y lo menos que experimentamos es la culpa. En cambio, cuando niños utilizamos nuestra sexualidad, no sólo como una fuente de placer, sino que también como fuente de conocimiento. Es un medio para comprender el mundo, para divertirnos, para relacionarnos, y para conocernos internamente y conocer a los demás.[1]

Sin embargo en el proceso de socialización, educastración y domesticación, que nos empieza a moldear, y en pleno desarrollo de nuestra sexualidad comenzamos a buscar el objeto de deseo erótico y es allí donde empieza nuestra autodeterminación al homoerotismo o la heterosexualidad.


Las primeras opciones eróticas-afectivas nacen de los compañeros, amigos de juego, del colegio, los primos que visitamos en vacaciones, al igual que  comienza  características narcisistas de nuestra personalidad (como nos gusta vestirnos, peinarnos, etc.) y reflejamos nuestro búsqueda personal de uno mismo en el objeto de nuestro afecto. El púber o adolescente busca su espejo tratando de domar sus inquietudes a fin de conquistarse a sí mismo.  Durante este proceso existe muchas vacilaciones, interrogantes; nos gusta la vecinita, pero somos más felices con su hermano, o nos gusta jugar con niñas pero deseamos estar con los varones, queremos ser amigo del capitán del equipo y no sabemos el porqué, existen muchas dudas, y en ese torbellino de fluctuaciones vamos descubriendo, investigando y experimentando sobre nuestra propia sexualidad.

Los períodos de la vacilación, que se debate entre la heterosexualidad y la homosexualidad, puede dar lugar a períodos de bisexualidad durante este proceso de búsqueda personal. Esta ambivalencia es similar a la que puede ser observado también en varias otras esferas de desarrollo, tales como las relaciones con los padres, compañeros o elecciones de vida. Este periodo termina con una mejor orientación sexual definida, con un modo más relacional estable.

Reconocer una orientación homosexual en la adolescencia no significa necesariamente que el individuo termine siendo homosexual. En su búsqueda el joven o púber experimenta estados o momentos de intensidad erótica que incluye el homoerotismo, y en ese descubrimiento decide su identidad sexual. Eso sí, La homosexualidad en la adolescencia puede tomar muchas formas, entre ellas la más común es la práctica de la masturbación excesiva ensoñada o fantaseada con el objeto de deseo homoerótico; la masturbación grupal con compañeros adolescentes que comparten la búsqueda de la identidad sexual, hasta llegar a las relaciones intensas como la penetración y el sexo oral o fellatio. Según Pierre-André Michaud y Patrick Alvi, los jóvenes que tienen este tipo de experiencia y que llegan a incurrir en ellas por más tiempo y en varias ocasiones, logran tener una vida sexual más sana tanto si eligen ser hetorosexuales u homosexuales:

“Cette période se termine par une orientation sexuelle mieux définie, avec un mode relationnel plus stable.”[2]

La experimentación homosexual en la adolescencia puede ser parte del proceso de desarrollo no obstante como dije antes la experiencia homosexual no es en sí mismo un precursor de la orientación homosexual posterior, igualmente así podemos decir también, que el adolescente gay que termina siendo un hombre gay pudo haber tenido igualmente contactos heterosexuales.
La homosexualidad no es un diagnóstico clínico, y mucho menos durante la adolescencia. Es por eso que mucho de los gestos, actitudes o relaciones entre los adolescentes del mismo sexo, con el fin de definir su orientación sexual, inevitablemente nos lleva a la aproximación y el error. No estamos discutiendo aquí las actitudes afeminadas de los niños o masculinos en las niñas, como marcadores de la orientación homosexual, estos comportamientos no son diagnósticos de la orientación sexual. Estamos aquí más interesados ​​en las relaciones que los adolescentes tienen con sus amigos o igual del mismo sexo, sabiendo que la gran sensualidad de los adolescentes puede conducir a extrapolaciones erróneas acerca de su comportamiento sexual.

El joven o púber le gusta estar con sus amigos, y pasar por rituales de unión tal es el intercambio de ropa, el mimetismo con el traje y el cabello, los abrazos durante el gran alegría, irse de fiesta o marcha, etc. En esta cercanía se experimentan momentos intensos, que se reconoce a través del comportamiento de sus pares, diferencias y similitudes con ellos. En este momento, y en un modo especial, el adolescente necesita su igual (sexualmente) para identificarse y que lo ayude en la comprensión de su propio mundo y el mundo por descubrir.

Las relaciones homosexuales (tanto sexuales como afectivas) en la adolescencia responden a necesidades específicas y  es importante que se entienda la naturaleza de estas amistades, no obstante los jóvenes que se han identificado ya con la homosexualidad como su forma de vida o como su orientación sexual, por lo general no llegan a hablar directamente con sus padres de su elección y se encierran en sus microcosmos guardando su identidad como un secreto.
Son pocos los adolescente  gays que hablan  abiertamente de su homosexualidad. El período de descubrimiento es generalmente experimentado en el aislamiento y el secreto. Amigos y familiares no están disponibles para esto, pues sabemos cómo la sociedad aborda este tema y los jóvenes gays por temor no revelan su sexualidad.

En estudio realizado en Canadá sobre la juventud y el SIDA en colegios y universidades, en una muestra representativa, sólo el 1% de los hombres y mujeres jóvenes dijeron que eran heterosexuales. Y los jóvenes y púber que con problemas sociales, como drogas, prostitución, llamados comúnmente como “Niños de la calle” arrojaron cifras diferentes:

“En un estudio de la Juventud de Canadá y el SIDA, Allan King y sus colegas (1988) con un grupo representativo de más de 2000 jóvenes quebequenses. Parece que el 28% de los estudiantes de Secundaria III ya han comenzado su vida sexual y en el nivel postsecundario, este porcentaje es del 67%. En este estudio, el 99% de los niños y niñas, dijo que eran heterosexuales. King también pidió a los jóvenes con diferentes problemas sociales que se han llamado jóvenes de la calle. Se distinguen cinco categorías: las personas sin hogar, jóvenes que ejercen la prostitución, jóvenes delincuentes, drogadictos y jóvenes en busca de trabajo. El dos por ciento de estos "niños de la calle", han declarado que son gays y lesbianas, y el 4% eran bisexuales.”[3]

En una investigación realizada en Suiza, el 4,8% de los varones y el 1,6% de las niñas son sexualmente atraídos por personas de personas del mismo sexo[4], y el 2,2% de 17-20 años reportaron haber tenido relaciones sexuales con hombres[5]. En el país de Nicolás Sarkozi y la Bruni, es decir Francia, el 2% de los varones y el 1% de las mujeres tuvieron experiencias homosexuales.[6] En la nación de Obama (Estados Unidos de Norteamérica) se informó que, mientras entre cinco y 10 por ciento de la población joven estadounidense se reconocía homosexual o transgénero, más de 20 por ciento de los jóvenes sin hogar se identificaban así.[7] En España, según declaraciones de Gabriel Alconchel, director del Injuve, cerca de 540.00 jóvenes en España son lesbianas, gays o bisexuales[8], es decir en el país ibérico donde existen 9.099.553 de jóvenes entre 15 y 29 años[9], la cifra dada por Alconchel representa un 5,9%.

Muchos estudios estadísticos en adultos en los países desarrollados, arrojan que del ocho al diez por ciento son homosexuales, entonces uno puede preguntarse por qué muy pocos adolescentes y adultos jóvenes, en los estudios,  se identifican como homosexuales. Peor ocurre en países en vía de desarrollo y del tercer mundo donde las estadísticas bajan aún más, sabemos que la homofobia social, como la homofobia interiorizada en estos países merma aún más los datos, y los jóvenes homosexuales de América latina  por ejemplo, niegan así su condición. Sabemos bien como son tratados los homosexuales en este lado del mundo, tal como lo declara Luiz Mott:

“Aún más graves son los crímenes homofóbicos: la prensa internacional constantemente ha denunciado el asesinato brutal de gays y travestís en casi todos los países de la región, crímenes que exhiben rasgos de crueldad y son objeto de una impunidad repugnante. Muchos de esos homicidios tienen como autores a escuadrones de la muerte, la propia policía y, recientemente, grupos neonazis”… “en los dos países más grandes de América Latina: en México, según la Comisión Ciudadana de Crímenes de Odio por Homofobia, fueron asesinados 213 homosexuales en el período 1995/2000, calculándose que el número real debe ser tres veces más alto. Para Brasil, de acuerdo con los registros del Grupo Gay da Bahía, se han documentado 1960 asesinatos en el período1980-2000”… “lo que da un promedio de un homicidio cada dos días. En números absolutos y relativos, no cabe duda que es en América Latina y el Caribe donde ocurre el mayor número de crímenes homofóbicos del mundo.”[10]

A partir de estos datos estadísticos podemos por lo menos tener tres hipótesis  para explicar este sub-registro en las estadísticas de homosexualidad en jóvenes o adolescentes. En primer lugar, no siempre es fácil comprobar que esta respuesta a un cuestionario hecho mayormente en la clase, sea cierta, pues el compañero de al lado de seguro se fijara en la respuesta del otro chico. En segundo lugar, los adolescentes que tienen una orientación homosexual, tienen miedo de declarar su condición de gay o lesbiana,  a consecuencia de la mala imagen de la homosexualidad y existe una enorme presión durante la adolescencia para cumplir con la mayoría heterosexual, todos conocemos la vida en el colegio donde se presume enormemente sobre la sexualidad hétero, además que todos sabemos de la crueldad infantil y de los adolescentes.[11] Y por último, la baja  identificación homoerótica o lésbica se explica probablemente por el hecho de que los homosexuales solo declaran a menudo tarde e su orientación sexual cuando ya son independientes.

En su desarrollo general y psicosexual los adolescentes viven un proceso gradual de la revelación de sí mismo, su personalidad y preferencias. Para algunos adolescentes, la homosexualidad no sólo es una etapa de su desarrollo, pero su aceptación como homosexual les lleva su tiempo. Por lo general.los adolescentes que ya son considerados o se identifican enteramente con su homosexualidad han reportado sueños y la atracción hacia personas del mismo sexo en la infancia, antes de la llegada de la pubertad, y muchos de ellos ya a los trece o catorce años tienen conocimiento de su orientación homosexual.

Aquellos que han aceptado su orientación homosexual en la adolescencia tardía y que han experimentado primeramente con relaciones heterosexuales pero que al final terminan siendo gays, es porque su experiencia homoerótica o lésbica ha sido positiva.

Pero existe un grupo de adolescentes homosexuales que no se les ha sido fácil descubrir o aceptarse como gays o lesbianas, precisamente por la homofobia todavía presente. En los países desarrollados existen campañas de sensibilización para desarrollar una mayor tolerancia a la idea misma de la orientación homosexual.

Desgraciadamente estos mensajes no llegan a su destino, y la homofobia sigue en los colegios y en las universidades, y es más fuerte y más “optima” esa influencia negativa que llega a la mayoría de los adolescentes, complicando así la existencia de estos y su socialización. La noción de heterogeneidad en la adolescencia es esencial en el análisis y la explicación de los fenómenos y comportamiento, tanto en la práctica clínica en la prevención, en este sentido, los adolescentes homosexuales también son un grupo heterogéneo y poco estudiado desde este ángulo. Las niñas y jóvenes lesbianas son aún menos conocidas que los púber o adolescentes gays, pues  la presunción de la heterosexualidad parece más fuerte contra las niñas y jovencitas, según la  Revista de la Asociación Española de Neuropsiquiatría.[12]



ADAPTACIÓN Y ADOLESCENCIA GAY.


Mi experiencia como hombre gay y la lectura que he hecho al respecto sobre homosexualidad, me indica  que los púber y adolescentes homosexuales se enfrentan a dilemas y cuestiones particulares y pueden tener repercusiones en su desarrollo y adaptación.  El dilema de revelar nuestra orientación sexual es por lo general  hostigada y discriminada, simplemente a veces por arrojar una “pluma” o por presentar alguna “debilidad” que pone de manifiesto nuestra identidad  en el hogar o en el colegio somos motivo de castigo y de burla, y tal suceso nos marca negativamente y tendemos a callar nuestra realidad y seguimos el juego de la heterosexualidad, especialmente en hogares y colegios donde el modelo patriarcal es el que hace, permite y corrige los roles en la familia y el aula:


"Existe un mecanismo utilizado frecuentemente en el sistema patriarcal para la opresión de necesidades y sentimientos en el hombre, es el fantasma de la homosexualidad. Entenderemos por fantasma de la homosexualidad las fantasías que se crean ante el temor de "romper" con lo establecido; los roles y los estereotipos son los mecanismos sociales utilizados en esa perpetuación del status quo"[13]

Los jóvenes homosexuales, de seguro, corren con un mayor riesgo de problemas que los jóvenes o adolescentes héteros, ya que se enfrentan al rechazo psicosocial, relacionados con el descubrimiento de su orientación homosexual, por la familia o por la red de amigos, y se enfrentan al acoso sexual de los familiares y compañeros que sospechan su homosexualidad; se han visto casos de jóvenes lesbianas que al verse presionadas, son obligadas a tener relaciones sexuales, igualmente con jóvenes gays que por presión de los padres y de los amigos se ven en la necesidad de demostrar su “hombría”, es muy común que un padre homofóbico lleve a su hijo que sospecha gay a burdeles para que tenga relaciones heterosexuales, tal como lo relata este joven gay en una confesión:

“No sé si en otros países sucedan cosas, parecidas a las que le voy a contar, pero durante años he estado llevando este estigma por dentro”... “Actualmente tengo 19 años y soy homosexual declarado, mi familia y en especial mi padre se han distanciado mucho de mi”… “Cuando cumpli los…” … “en contraposición a la opinión de mi madre y otros amigos mi padre me llevo a un burdel muy conocido de la ciudad, donde rápidamente escogió la mujer que me "transformaría" en hombre.”[14]

Igualmente los adolescentes gays  son  víctimas de atropello físico y psicológico por parte de sus compañeros de clase. A esto se les une que muchos por mantener relaciones eróticas a escondidas, y bajo mucha presión están más sujetos a contraer enfermedades de transmisión sexual. Muchas padres creen que reduciendo la mesada a su hijo homosexual pueden controlar más su vida, pero no es así, en varias ocasiones el chico gay no tiene para comprar profilácticos o condones, a esto se le une el poco asesoramiento que reciben estos muchachos por parte de los padres, que en vez de aconsejarlos y ayudarlos lo que hacen es regañarlos y a discriminarlos frente a sus hermanos y otros familiares.

Por otra parte, los adolescentes homosexuales tienen pocos modelos disponibles que les rodean. El adolescente modelo de la familia por lo general es un heterosexual o varios modelos de su entorno son heterosexuales, como el chico deportista, que es el capitán y además es el novio de la madrina del equipo, y este no deja de achacar a los demás su hombría y heterosexualidad. En este caso el joven homosexual al no tener un referente  se le puede complicar la adaptación y aumentar su aislamiento social.

Algunos de estos jóvenes huyen de un ambiente familiar hostil, otros son francamente expulsados de su hogar debido a los conflictos causados ​​por su orientación. Los adolescentes  aprenden muy rápidamente que nuestra sociedad no les da la bienvenida a los homosexuales. Muchos de estos jóvenes que quedan en las calles deben hacer frente a esta situación para crear su propia imagen de sí mismos: una tarea difícil. Unos logran flotar y construir una balsa que los ayuda a llegar al puerto y asumir su homosexualidad con orgullo y respeto, otros logran desarrollar una muy baja estima. Además, que un alto número de jóvenes gays y lesbianas adolescentes son sometidos a insultos, abusos, y son objetos de prostitución como una forma de sobrevivir, Igualmente son llevados al mundo de las drogas. Muchos de estos adolescentes terminan en las calles expuestos al peligro, tal como lo reseña la siguiente cita:

“Durante semanas, una joven adolescente que residía” … “con su abuela luchaba con la decisión de vivir abiertamente su condición de lesbiana. Ella creía que su abuela podía rechazar su opción sexual, pero pensaba que al menos seguiría dándole apoyo”… “Sin embargo, su abuela no sólo repudió su sexualidad sino que la expulsó de la casa, y la joven terminó viviendo en las calles de Nashville. Este tipo de problemas no son inusuales entre los jóvenes LGBT. La Alianza Nacional para Poner Fin a la Falta de Hogar informó que, mientras entre cinco y 10 por ciento de la población joven estadounidense se reconocía homosexual o transgénero, más de 20 por ciento de los jóvenes sin hogar se identificaban así. En algunas localidades, al menos 40 por ciento de las personas sin hogar pertenecen a la comunidad LGBT.”[15]

Aquellos jóvenes que esconden su homosexualidad y que permanecen en sus hogares, a veces, no todos los casos, presentan problemas de atención escolar, alcoholismo u otro tipo de tóxicofilia, hasta el suicidio. Otra dificultad para los varones homosexuales es tener que lidiar con la alta  seropositividad al VIH en hombres homosexuales. Las actividades sexuales son clandestina y, a veces se introducen con una pareja de más edad que a menudo tienen un pasado sexual irresponsable y no exenta de riesgos. El sexo anal sin protección y, para algunos, un multiplicidad de experiencias sexuales, contribuyen a un mayor riesgo de ser infectados. Pero esto es muy difícil de evaluar plenamente, ya que la población de adolescente gays y lesbianas no es bien conocida.

Muchos padres al enterarse de la condición, o mejor dicho, de la identidad homosexual de sus hijos se sienten culpables y cuestionan su esfuerzo como un fracaso, hecho que repercute en la vida del joven que se ve como un producto de ese fracaso.  

Los padres, por lo general a menudo en busca de una causa que puede explicar el comportamiento de su hijo adolescente, se echan la culpa mutuamente y esto generta un estado de tirantez donde el adolescentes se siente culpable.  Por otra parte muchos padres optan por el castigo, otros optan por terapias retrogradas que lo que hacen es confundir al adolescente como el caso reseñado por Leonardo Estape en la página de Facebook “Antología del Disparate Homófobo”:

“‘Será mejor que tener un hijo en la cárcel o en el pabellón psiquiátrico que un hijo gay,’ dijo el padre de Iván, según los amigos del muchacho.”[16] [17]

Otros padres toman una actitud opuesta que consiste en trivializar o  cerrar los ojos frente a la situación, ignorando por completo al adolescente, pero esta actitud también puede ser perjudicial para el adolescente gay que se siente más aislado que nunca y sin poder comunicar sus sentimientos.

Existen pocos servicios médicos y de salud para los adolescentes gays u homosexuales. Mucho de los servicios de salud del gobierno no están capacitados en estos temas, pues no existe una especialización como tal en un ningún organismo del estado, por lo menos es el caso de Venezuela, aunque existen organizaciones no gubernamentales que se ocupan de estos casos. Pero también sabemos que muchos padres temen asistir a estos centros pues la homofobia que padecen (pero que no saben que la sufren) no le da confianza dichos centros.  Así padres e hijos se niegan a discutir o hablar respecto a su sexualidad homoerótica o lésbica.

Los adolescentes mayores y adultos jóvenes se adaptan a su orientación homosexual paso a paso, poco a poco, algunos con muchos traumas, pero que gracias a la autodeterminación y a su buena estima logran superar. Para conseguir esto, primero tenemos que reconocernos a sí mismos como homosexuales, superar los mitos transmitidos generalmente (por ejemplo, los homosexuales son afeminados, pedófilos, flojos, libertinos, etc.). Después, tenemos que establecer relaciones amistosas con un peso significativo de amigos homosexuales y posiblemente con personas homosexuales mayores y estudiadas. Por otra parte la lectura de temática homosexual científica y sociológica es importante para conocernos a nosotros mismos, no sólo debemos limitarnos a que el mundo nos moldee, tenemos que salir e indagar sobre el mundo y buscar las maneras más sanas, factibles y dóciles de supervivencia.

Por último, debemos aprender a interactuar, como los homosexuales, con los homosexuales y los heterosexuales, con su entorno, con nuestras familias, con nuestra comunidad, con nuestros sitios de trabajos y su entorno heterosexual. Tenemos que aprender a conocer nuestro entorno, reconocer a nuestros “enemigos”, a los homófobos, a ser inteligentes frente a las adversidades, no es fácil, pero es necesario para crecer con una autoestima que nos ayude a consolidar como buenos homosexuales y buenos ciudadanos.

El tema de la orientación sexual en la adolescencia es difícil de abordar. No obstante es necesario e imperante seguir investigando y trabajando sobre el tema. Es importante no condenar la conducta homosexual como un riesgo definitivo para victimizar a los adolescentes, pero tampoco la podemos para trivializar, sobre todo si el joven intenta construir su orientación hacia el mundo gay. 


Por Félix Esteves


[2] Michaux, Pierre-André. La santé des adolescents : approches, soins, prévention / Pierre-André Michaud; Patrick Alvin; Jean-Pierre Deschamps. – Montreal : Presses de l'Université de Montréal, 1997.
[3] Frappier, Jean-Yves. Quand l’autre en soi grandit : les difficultés à vivre l’homosexualité à l’adolescence / Jean-Yves and Bill Ryan. – En: La Peur de l’autre en soi. – Montreal: VLB, 1994.
[4] Michaud, P. A. Die Gesundheit der Jugendlichen in der Schweiz. Nationale Studie Gesundheit und Lebensstil der Jugendlichen im Alter von 15-20.-- Lausanne: University Institute of Medicine Sozial-und Präventivmedizin, 1995.
[5] Dubois-Arber F, Jeannin.  Évaluation de la stratégie de prévention du sida en Suisse.-- Lausanne: Institut Universitaire de médecine sociale et préventive, 1996.
[6] Choquet M, Ledoux S. Adolescents : enquête nationale. Paris : Éditions INSERM, 1995.
[13] Brenes, L. Representaciones sociales de la sexualidad en niños y niñas pre- escolares, sus padres y sus madres. Un estudio intrafamiliar de tipo cualitativo. / L. Brenes y G. Vegas.—San José de Costa Rica:  Universidad de Costa Rica, Tesis para optar por el grado de Licenciatura en Psicología, 1995. – p. 300
[16] Antología del Disparate Homófobo. https://www.facebook.com/groups/353606897665/

3 comentarios:

  1. me gusta la pancarta, la gente deberia entenderlo, no todos somos iguales y cual es el problema q nos gusten las personas del mismo sexo? no es q vamos a tener sexo con ellos, a menos q quieran claro, pero si dos personas del mismo sexo se enamoran, cual es el problema? a quien le hacen dano? es ridiculo q la gente se oponga este tipo de relaciones. Pensarian igual si alguien cercano a ellos les pasara eso?

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  2. Por defender mi vida y mi homosexualidad, perdí mi familia y vivo en la rotunda soledad, perseguido y odiado....
    Jorgenriqueart@Hotmail.com

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